viernes, 28 de agosto de 2009

Un buen libro para pensar la relación entre las mujeres y el arte

Un cuarto propio de Virginia Woolf

Como uno de los objetivos de este espacio es proponer distintas manifestaciones, en diversos formatos, para las o los que quieran pensar críticamente las relaciones de género les dejamos una pequeña reseña del texto de Virginia Woolf esperando que sea un disparador de su lectura.

En el año 1928 se le encargó a la escritora dar una conferencia en los colegios Girton y Newnham de Cambridge. El tema solicitado era “Las Mujeres y la Novela” y estaba apuntado especialmente a las señoritas que estaban cursando en dichas casas de estudio. Del dictado de estas dos conferencias nació, al año siguiente, Un cuarto propio.

El tema es encarado desde múltiples ángulos: las mujeres y su manera de ser, la novela que ellas escriben, lo que se escribe sobre ellas – las mujeres- tanto en ficciones como en ensayos. La argumentación gira en torno de una afirmación: para ser escritora una mujer debe ganar 500 libras al año y tener un cuarto propio donde poder desarrollar un pensamiento propio y hacer lo que quiera sin tener que rendirle cuentas a nadie. Leyendo este bello relato una se imagina a la autora hablando de una manera desenfadada, graciosa y atrevida ante un auditorio que, seguramente, dejó el salón donde tuvo lugar la conferencia de un modo muy diferente al que entró.

Y es que no sólo lo políticamente emancipatorio del relato era una revolución para las mujeres de la época, sino, también, la manera en que la propuesta era dada funcionaba como un motor y un empuje para la pasión creadora de cualquier persona que lo recibía.

Además, la autora ironiza sobre lo que debe decir un conferenciante y su relación con la verdad, y con esto, no podemos evitar reconocer que nos acercamos a la crisis que estaba viviendo el positivismo en aquel período que tuvo lugar entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Excusándose por no poder describir a su auditorio la verdadera naturaleza de la mujer o de la novela la autora propone devanar la madeja de pensamiento que la ha llevado a pensar que una mujer necesita 500 libras al año y un cuarto propio para escribir una novela. Esa madeja de pensamiento se devana a través de un relato de dos días en la vida de una mujer imaginaria que reflexiona a cerca del tema “Las Mujeres y la Novela” porque debe dar una conferencia al respecto.

A partir de allí comienzan a sucederse párrafos de gran belleza en los que las formas y los colores de la naturaleza en una tarde otoñal son el marco y la alegoría de sus cavilaciones. Virginia Woolf logra transformar innumerables episodios simples y cotidianos en grandes metáforas de la exclusión de las mujeres en los ámbitos académicos, y en la vida en general.

La autora indaga la vida de las mujeres desde el siglo XV hasta la actualidad del relato para encontrar los motivos de la pequeña participación de ellas como escritoras en la Historia de la Literatura y a través de esto propone una perspectiva muy fructífera que es el historicismo, o sea, evalúa a los comportamientos de ciertos grupos sociales teniendo en cuenta sus condiciones materiales de vida y la red de significados que se tejen a su alrededor. De esta manera nos propone imaginarnos a la hermana de Shakespeare y la suerte que habría corrido si hubiese tenido la intención de ser dramaturga.

Esta obra también es una apología del oficio de la escritura y una invitación a la creación como forma de vida. Lo que tiene de especial es la apelación a las mujeres, por primera vez, a que sean parte de ese gran libro que son todos los libros que se han escrito.

¡Qué lo disfruten!

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